por Resistencia 2.0 -
La agitadora política Azahalea Solís, representante del Movimiento
Autónomo de Mujeres (MAN) y reconocida líder pro aborto, pactó con la cúpula de
la Iglesia Católica, para presionar la renuncia del Presidente Daniel Ortega
desde la Alianza Cívica en la Mesa de Diálogo Nacional, y desde las calles con
acciones de desestabilización, violencia y muertes.
Particularmente, los obispos Silvio Báez, Abelardo Mata y Rolando
Álvarez, miembros de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) han respaldado
cada una de las posiciones de la líder pro aborto en la mesa de Diálogo
Nacional, y han legitimado las acciones violentas que grupos afines a la
oposición desarrollan en unos 25 municipios del país.
Esta alianza estratégica, de los grupos que promueven el aborto con los
obispos de Nicaragua, además de nueva, es por lo visto en los últimos dos meses
donde la violencia es el pan nuestro de cada día cada vez más fuerte.
Sin importar la posición de la Iglesia Católica universal sobre el tema
del derecho a la vida desde la concepción, las organizaciones pro aborto por
fin encontraron en la voz de los Obispos de Nicaragua un aliado importante.
Azalea
Solís vinculada organizaciones asesinas
Desde siempre, Azahalea Solís ha estado vinculada a organizaciones
criminales y asesinas que no respetan la vida, en el espectro nacional e
internacional.
En el año 2010, ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones
Unidas, Solís se refirió al tema de la Ley que prohíbe el aborto en todas las
circunstancias, calificándola como inconstitucional.
Pero la iglesia católica nicaragüense, representada por los obispos, ha
dicho desde siempre que condena el aborto. Así lo reiteró en 2013, durante la
celebración de Jubileo Nacional Laico, en el que se condenó el aborto y la
eutanasia.
“La vida debe ser defendida desde la concepción hasta la muerte
natural”, dijo en ese entonces monseñor Carlos Enrique Herrera, Obispo de
Jinotega, y pidió a los católicos defender la vida desde el momento
de la concepción.
Por otro lado, a nadie se le olvida que en el año 2006 la iglesia
católica hizo presión y recolectó firmas para que la Asamblea Nacional
penalizara el aborto, siendo su principal argumento que Nicaragua era un país
cristiano y por ende debía penalizar cualquier práctica de este tipo.
La doble
moral y el atentado contra la vida
Ahora, en el 2018, la realidad es otra. Ambas ideologías, una que
promueve la violencia y la muerte, y otra que supuestamente era defensora de la
vida, han encontrado una empresa común: derrocar al Gobierno Sandinista.
Es por ello que desde abril del 2018, para finiquitar el golpe de estado
en contra del pueblo y gobierno de Nicaragua, la iglesia católica se hace de la
vista gorda e ignora la posición de Solís que es a favor del aborto, es decir,
de la muerte.
A nivel internacional Solís también ha encontrado respaldo en organismos
que promueven el aborto abiertamente, entre estos resalta Amnistía
Internacional, que a través de sus plataformas ha denunciado al Gobierno de
Nicaragua por su política del derecho pleno a la vida.
En una de sus campañas de difamación, este organismo pidió “la
prohibición total del aborto en Nicaragua”. Apenas 20.334 firmantes
tuvo la petición, pero para los representantes de este organismo, esas firmas
fueron suficientes para arrogarse el derecho de condenar a Nicaragua a nivel
internacional, por violaciones a los derechos humanos.
La Cultura
de la muerte, ¿un derecho humano?
Estos organismos internacionales son los mismos que han denunciado a
Nicaragua en instancias como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH), que no ha dudado en condenar a Nicaragua por lo que consideran es una
violación de los derechos humanos, pero que son claramente condenas políticas.
En el año 2015, la misma CIDH reprendió a Nicaragua por continuar la
penalización absoluta del aborto. En octubre de ese año, durante una
audiencia enfocada en los derechos sexuales y reproductivos, las relatoras
especiales de ese organismo emitieron una severa reprimenda al Estado de
Nicaragua por continuar la penalización absoluta del aborto.
Resulta curioso que contrariando la posición de la Iglesia Católica y de
sus principales líderes espirituales sobre el rechazo al aborto y a la cultura
de la muerte, los obispos de Nicaragua avalen a Azahalea Solís, a
organizaciones criminales y a la misma CIDH, que promueven la cultura de la
muerte como un “derecho humano”.
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