¿SE PUEDE SER DE IZQUIERDA HACIENDO CAUSA COMÚN CON EL IMPERIALISMO?
por Carlos Fonseca Terán-
Quería tocar un par de temas. Uno de ellos es el de algunos
izquierdistas de cafetería y cantina, minoritarios en el mundo pero bastante
dañinos, que mientras se unen a las vociferaciones del imperialismo y la
derecha contra nosotros, desde el extranjero nos acusan de no ser un gobierno
de izquierda.
O sea, es el mundo al revés, tal
como lo han querido poner quienes pretendieron infructuosamente arrebatarnos
canciones y consignas. Ese mundo al revés consiste en que nosotros, que hemos
garantizado la gratuidad en la salud y la educación, que hemos disminuido la
pobreza y la desigualdad social como no se ha hecho casi en ningún otro país en
el mundo desde que volvimos al gobierno en 2007, que promovemos una gran
cantidad de programas sociales destinados a la democratización de la economía y
la socialización de la propiedad (principio básico del socialismo) mediante el
impulso de la gestión económica popular directa, nosotros que como parte de
esto garantizamos la continuidad de la reforma agraria de los ochenta a través
de la entrega masiva de títulos de propiedad, nosotros que garantizamos a los
más pobres el derecho no sólo a los servicios básicos, sino también al
esparcimiento y la recreación, que subsidiamos el transporte público, que
garantizamos la atención y alimentación a los niños en los Centros de
Desarrollo Infantil, que reconstruimos las escuelas en todos el país (antes en
estado de abandono por los gobiernos neoliberales), que promovemos la
participación del pueblo en la gestión de gobierno, nosotros que estamos
haciendo todo esto y mucho más, no somos de izquierda; pero ellos, los de esa
izquierda que hace coro con el imperialismo y con los grupos políticos
disfrazados de ONG’s, financiados por las agencias norteamericanas que
promueven “la democracia”; ellos, que hacen causa común con la empresa privada
nicaragüense y la cúpula de la Iglesia Católica en contra del gobierno
sandinista, ellos que apoyan a la derecha impulsora e instauradora del
neoliberalismo en nuestro país por una década y media, ellos que apoyan un
intento de Golpe de Estado en el que la derecha terrorista se apoderó de varias
ciudades y levantó tranques por todos el país donde se cazaba, se secuestraba,
se torturaba, se asesinaba atrozmente y se desaparecía a los sandinistas; ellos
que van de la mano con Almagro y ese ministerio yanqui de colonias llamado OEA,
y de la mano con los sectores más reaccionarios de la política norteamericana,
incluyendo a la gusanera anticubana con figuras tan emblemáticas como Ileana
Ross, Marco Rubio y Ted Cruz, a quienes han acudido los líderes de opereta de
la derecha nicaragüense (incluyendo a los traidores al sandinismo, que
desertaron del FSLN a raíz de nuestra derrota de 1990 y el derrumbe soviético,
porque querían y no lograron que nuestra organización renunciara a sus
principios históricos: el socialismo, el antimperialismo, la lucha popular,
nuestro carácter de vanguardia revolucionaria, y que ahora se presentan a sí
mismos como los “auténticos” sandinistas y al mismo tiempo atacan a Cuba,
Venezuela y Bolivia a coro con la derecha nacional e internacional y con el
imperialismo); ellos, que apoyan las amenazas del gobierno norteamericano de
Donald Trump contra nuestro gobierno, emitidas directamente por el más
impresentable de cuantos presidentes haya tenido la potencia del Norte; ellos
sí son auténticamente de izquierda.
Nos acusaban – esa izquierda
cafetinesca y los traidores – de habernos aliado con el gran capital y con la
Iglesia, y ahora ellos hacen causa común con estos sectores, que en realidad
siempre nos han atacado y de manera pública, aunque nosotros optáramos por no
responder a sus ataques en el caso de la cúpula eclesiástica y por buscar el
consenso – económico, no político – en el caso de los empresarios, en aras de
la estabilidad necesaria para las transformaciones sociales que impulsamos y en
beneficio de los trabajadores, de lo cual es prueba el aumento al salario
mínimo en estos diez años, cinco veces superior al de los diecisiete años
neoliberales. Esta oferta de convivencia a los empresarios fue ofrecida por el
FSLN desde el momento mismo del triunfo revolucionario de 1979, pero no la
aceptaron sino hasta que volvimos al gobierno en 2007, y ya la rompieron, ahora
contando los empresarios con el apoyo político de esa izquierda falsa y esos
traidores que antes nos acusaban de ser sus aliados.
En el caso de los traidores, que
se pavonean por el mundo como “auténticos sandinistas”, nos acusaban de
abandonar la bandera roja y negra que ellos durante el golpe y junto a los
demás golpistas perseguían, destruían y quemaban, y que jamás ha dejado de
ondear por cientos de miles en nuestros actos públicos e incluso – contra las
críticas de ellos – también en las instituciones del Estado, por ser nuestra
bandera roja y negra un símbolo de la Revolución Sandinista y no sólo – pero sí
por eso – un símbolo del FSLN, mientras por otra parte estos mismos que nos
acusaban de eso, son quienes en realidad renunciaron al rojo y negro desde hace
tiempo, cambiándolo por el anaranjado en el caso de los “sandinistas
renovadores” y el amarillo en el caso de los “rescatistas del sandinismo”,
mientras en el caso nuestro, a diferencia de ellos con esos dos colores, nunca
hemos usado el “rosado chica” como identidad política propia, sino para la
alianza con otros sectores.
Esos mismos “renovadores” y
“rescatistas” que se enjuagan la boca con la sangre de nuestros héroes y
mártires, hacen causa común con quienes profanaron y destruyeron sus tumbas y
monumentos, e incluso obras artísticas dedicadas a ellos, tales como un mural
dedicado al mártir sandinista Leonel Rugama, creador – en el propio combate en
que entregó su vida – de la consigna “que se rinda tu madre”, que inútilmente
nos pretendieron arrebatar los adefesios morales de la derecha, como han
intentado usurparnos la bandera azul y blanco de la patria, y tienen el descaro
de ir con ella a Washington a pedir la intervención norteamericana, para luego
invocar a Sandino. Mayor incoherencia, imposible.
Sin embargo, en el Foro de Sao
Paulo quedó claro con su resolución unánime de apoyo incondicional a la Revolución
Sandinista, al gobierno nicaragüense y a la paz en Nicaragua, y de rechazo
contundente al Golpe de Estado fraguado por la derecha y los traidores, así
como a los actos terroristas y crímenes perpetrados por ellos, que la izquierda
latinoamericana continúa unida en lucha contra las oligarquías, contra la
derecha vendepatria y contra el imperialismo, y a favor de una sociedad donde
impere la justicia social, la libertad y la paz, en lo que hemos estado
empeñados los sandinistas no sólo en la primera etapa de la Revolución, en los
años ochenta, sino también y en igual medida ahora, en circunstancias
diferentes y con métodos por tanto diferentes, pero con los mismos ideales
revolucionarios.
En cuanto a la izquierda europea,
también contamos con el valiente apoyo de diversas e influyente fuerzas
políticas de izquierda, y francamente no nos quita el sueño que no nos apoye
esa otra izquierda falsa y colonialista que abunda allí y de la que nunca hemos
esperado nada, aunque también debemos reconocer que hay algunos militantes
auténticos de izquierda, tanto en América Latina como en Europa y el resto del
mundo, que no nos comprenden y por eso, según dicen ellos, no nos consideran de
los suyos, pero nosotros sí los consideramos a ellos de los nuestros y
confiamos en que su honestidad les hará rectificar con humildad y valentía el
terrible error que están cometiendo, pero que si bien nos duele como
compañeros, no tiene peso alguno en el curso de los acontecimientos en nuestro
país, donde como pocos movimientos de izquierda en el mundo, hemos demostrado
ser una fuerza inquebrantable y vencedora.
NO SON SECUESTRADOS NI PRESOS
POLÍTICOS, SINO DETENIDOS Y SOSPECHOSOS DE GRAVES DELITOS.
El otro tema al que quería
referirme es el de las detenciones hechas por la Policía Nacional a los
sospechosos de practicar torturas y asesinatos, incendiar edificios y casas,
entre otros actos terroristas, y también de destruir propiedad pública y demás
delitos cometidos durante el fallido Golpe de Estado.
La derecha denuncia secuestros de
manifestantes pacíficos, pero la Policía no secuestra, sino que detiene
sospechosos de cometer delitos. Ellos sí secuestraron, torturaron,
desaparecieron gente, asesinaron, amedrentaron. La derecha dice pues, que el
gobierno está encarcelando a la gente por ejercer el derecho a la protesta
pacífica, e incluso La Prensa se atrevió a decir que una reciente detención de
un grupo de aproximadamente cinco personas se debió a que éstas habían
participado en no sé qué marcha. Sin embargo, los detenidos en la actualidad
son cuando mucho, unas cuantas decenas de presuntos autores de delitos en el
marco de la crisis que vivió el país y que fue creada por la derecha golpista,
pero si la causa de las detenciones fuera el ejercicio pacífico de la protesta
los detenidos serían muchísimos más, o sea toda la gente que la derecha logró
manipular en determinado momento y que ya no la respaldan en sus marchas y
plantones, y todos sabemos que esos miles de ciudadanos que de forma
manipulada, se manifestaron pacíficamente en algún momento contra el gobierno,
están tranquilos llevando su vida en paz, sin que nadie los moleste. Es más, el
colmo es que casi ninguno de los más connotados voceros de la oposición
golpista ha sido detenido, porque ni siquiera se detiene a quienes estuvieron
al frente del intento de golpe, sino a los autores directos – materiales e
intelectuales – de delitos como los que hemos mencionado antes, con lo cual
incluso estamos casi permitiendo ciertos márgenes de impunidad, ya que la
responsabilidad de los autoproclamados líderes golpistas en lo sucedido es muy
grande y deberían ser sancionados si se aplicara la ley con rigor; pero por el
contrario, no pocos de ellos han sido vistos en centros comerciales, centros
nocturnos recreativos, playas, etc., disfrutando de la normalidad que niegan y
que quisieron arrebatar al pueblo en cuyo nombre abusivamente hablan.
Si los actuales detenidos,
sospechosos de actos delincuenciales y criminales fueran presos políticos,
pregunto: ¿quiénes son entonces los que incendiaron edificios y casas,
destruyeron, secuestraron y desaparecieron gente, torturaron, asesinaron?
¿Dónde están esos torturadores que se filmaron a sí mismos mientras aplicaban
torturas a los secuestrados sandinistas o a los desaparecidos, como Bismarck
Martínez, o mientras profanaban los cadáveres de sus víctimas o los
despedazaban atrozmente como siniestras aves de rapiña?
El cuento de que los
manifestantes pacíficos están siendo secuestrados por las autoridades es parte
del desesperado afán de presentar la imagen de un país sumido en la violencia y
en el caos que ellos mismos impusieron por un tiempo, pero que ya fue superado
por la fuerza contundente del pueblo organizado y conducido por su vanguardia
revolucionaria, el FSLN. Con su estrategia basada en presentar un país en
zozobra, la derecha golpista crea condiciones para legitimar a nivel
internacional la intervención extranjera y de paso, para justificar la
raquítica concurrencia a sus marchas en la actualidad, razón por la que sus
seguidores son conocidos popularmente como “minúsculos” o “puchitos”, mientras
a las convocatorias del sandinismo acuden decenas y cientos de miles de
personas. Así, cuando reconocen que la gente no va a sus marchas (cosa que a
veces ridículamente niegan), los golpistas dicen que es por miedo, pero eso es
absurdo, porque significa que cuando no hay muertos hay miedo, y no había miedo
cuando la derecha presentaba manipuladoramente los muertos que había como si
hubieran sido masacrados, cuando en realidad eran muertos de ambos bandos en
enfrentamientos provocados por los propios golpistas primero y después, en el
contexto de la ofensiva que ellos nos obligaron a realizar cuando usaron el
diálogo como instrumento de campaña política y de presión y no como un
mecanismo para la solución pacífica de la crisis, que era nuestro objetivo
inicial, aunque es oportuno señalar que la cantidad de muertes en relación con
la intensidad de los enfrentamientos disminuyó drásticamente cuando nosotros
pasamos a la ofensiva, lo cual dice mucho de la estrategia criminal de la
oposición golpista.
La verdadera razón de la ausencia
de gente en sus marchas y plantones es que ya la derecha perdió la posibilidad
de manipulación que en algún momento llegó a tener, y que la llevó al
autoengaño de creer que era posible derrocar al gobierno, razón por la cual
apostó todo a esta ilusión, escapándosele de las manos su verdadero posible
éxito, que hubiera sido arrancar concesiones estratégicas al gobierno en el
momento más complicado de la crisis, pero esto sólo habría sido posible si la
derecha hubiera tomado el diálogo como lo que en realidad quería el gobierno
que fuera, o sea un instrumento de negociación para la solución de una crisis
que ya no le es posible a la derecha volver a crear, porque el gigante
sandinista despertó y sabe ahora cómo enfrentar esta nueva modalidad de
enfrentamiento. De ahí la actual desesperación de la derecha golpista y su
negacionismo de la nueva realidad; negacionismo que le llevará del fracaso al
desastre y de éste a la extinción, ya que su estupidez le impedirá darse cuenta
de esto.
Finalmente pues, los detenidos no
son presos políticos, sino sospechosos de terribles crímenes, graves actos
contra la propiedad pública y contra toda una serie de derechos de los
ciudadanos, tales como la libre circulación, el trabajo, entre otros, y esos
mal llamados presos políticos no son en consecuencia, secuestrados, sino
secuestradores ellos mismos y detenidos por tal razón entre otras, por parte de
las autoridades legalmente establecidas para ello, tal como es legal la
participación voluntaria y organizada del pueblo en la defensa de la patria y
de la seguridad pública, en subordinación a las autoridades legalmente
competentes a cargo de tales misiones, y no como fuerzas paralelas a las
instituciones armadas, como sí lo fueron las fuerzas de choque organizadas por
la oposición y que por tal razón han sido correctamente catalogadas como
paramilitares por el Comandante Daniel Ortega en sus entrevistas, así como se
ha definido el intento de derrocamiento de nuestro gobierno como un frustrado
golpe de Estado, debido al carácter ilegítimo de tal propósito que se planteó a
corto plazo la oposición, la cual adicionalmente se ha hecho delirantes
ilusiones con un golpe de Estado clásico, ignorando el carácter patriótico de
unas fuerzas armadas que surgieron de la lucha revolucionaria y que no están
bajo la influencia perniciosa del poder que antes tuvo la derecha y que
estimuló la traición de algunos ex militares a la causa sandinista, lo que los
llevó a su involucramiento en la organización y dirección de los actos de
violencia que fueron llevados a cabo por la oposición durante esta crisis que
ha sido superada victoriosamente por el sandinismo a la vanguardia del pueblo y
en beneficio de la paz, la patria y la Revolución.
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