A EE.UU. y sus Oenegés se les acaba el tiempo
por RESISTENCIA 2.0 -
La arremetida del neoliberalismo impulsado por Estados Unidos, que utiliza “organizaciones de derechos humanos” en contra de los gobiernos progresistas de América Latina, tiene sus días contados.
El giro de importantes países latinoamericanos, México y Brasil, hacia la izquierda progresista es apenas una de las señales de que un nuevo contexto político se iniciará en la región. Pero si vemos más allá del continente americano, en escenarios más complejos como las Naciones Unidas se están produciendo cambios de vital importancia.
En el plano de la ONU, la denominación de la expresidenta chilena, Michelle Bachelet, en el cargo de Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, es una realidad que no conviene a una serie de países que utilizan la bandera de los derechos humanos para desestabilizar gobiernos, tanto en América Latina como en el resto del mundo.
Es así que desde antes de iniciar su gestión el próximo 1ro de septiembre, Bachelet ya recibió fuertes críticas de organizaciones no gubernamentales como HWR, Amnistía Internacional y UN Watch, por su acercamiento, en años anteriores, a gobiernos de corte socialista como Venezuela, Cuba y Nicaragua.
A pesar de las detracciones y del descontento de los tanques del pensamiento hegemónicos, la también ex representante de ONU Mujeres, recibió en las Naciones Unidas el respaldo de la comunidad internacional.
ONG manipuladoras “muy preocupadas”
La preocupación de las ONG´s, utilizadas por Estados Unidos para acompañar agresiones violentas disfrazadas de manifestaciones pacíficas, que incluyen campañas de noticias falsas en contra de gobiernos progresistas, tiene fundadas razones.
Es tal la situación, que desde el mes de abril, la organización no gubernamental UN Watch, está en campaña en contra del Comité de Derechos Humanos de la ONU, conformado por 19 países que se encargan de acredita a las ONG´s de derechos humanos.
Precisamente, el 16 de abril del 2018, días antes del inicio del fallido golpe de estado en contra del gobierno del Presidente Ortega, los miembros del Consejo Económico y Social de Naciones Unidas (ECOSOC) reeligieron a Nicaragua, como miembro del Comité de Organizaciones No Gubernamentales, en reconocimiento de la ardua labor que el país realiza en solidaridad con las causas más justas de los pueblos.
Nicaragua junto con Cuba, México y Brasil, representan a Latinoamérica y el Caribe ante el Comité en su labor con las Organizaciones No Gubernamentales por un período de 4 años, empezando el 2019 y culminando en el 2022.
Con su reelección, los miembros del ECOSOC depositaron una vez más, toda su confianza y respaldo a Nicaragua, a la gestión del Gobierno Sandinista y a su vez reafirmaron la justicia, equidad y respeto con el que Nicaragua ha desempeñado su labor en ese Comité.
Sin embargo, Hillel Neuer, director ejecutivo de UN Watch, dijo que elegir a países (como Irán, Rusia y Venezuela) en este comité “perjudicará la capacidad de los activistas en favor de la democracia de todo el mundo para defender sus derechos humanos dentro de las Naciones Unidas”.
La responsabilidad del comité de la ONU es evaluar el trabajo de las ONG´s pro derechos humanos, así como acreditar organizaciones que cumplen con los estándares y su mandato de derechos humanos para todos.
Previendo un escenario adverso, dominado por países que no son del agrado de Estados Unidos o donde las ONG´s han actuado al compás de intereses económicos y políticos; el pasado 20 de junio la nación norteamericana abandonó el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, pero no lo hicieron sus aliados, en cuyas manos está la tarea de boicotear de todas las formas posibles, el trabajo de ese organismo de las Naciones Unidas.
El objetivo de instalar gobiernos neoliberales y alineados a la política estadounidense en Nicaragua y Venezuela, es una tarea que le ha resultado infructuosa a Estados Unidos y en la medida en que el tiempo pasa las posibilidades son más remotas.
Es por ello que, valiéndose de su influencia en la OEA, EE.UU. y los organismos que patrocina, buscan a cualquier costo el cambio de gobierno por medio de acciones desestabilizadoras que son apañadas por las mismas ONG´s de derechos humanos que ahora se sienten amenazadas de ser desacreditadas a nivel mundial.
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