por El Ciudadano -
La Organización de Estado
Americanos (OEA) libra una cruzada anti corrupción y pro defensa de los
derechos humanos contra los Gobiernos y actores políticos clave de los
países progresistas. Al mismo tiempo, hace la vista gorda respecto de
graves violaciones a los Derechos Humanos que quedan fuera de su atención
y respalda a los países gobernados por la derecha económica,
inmersos en sendas crisis de violencia, corrupción y pobreza.
El doble rasero de la OEA
tiene como propósito debilitar a los liderazgos de izquierda
e impulsar la estabilización del orden neoliberal en el continente.
Injerencia en Nicaragua
Otro de los argumentos utilizados por la OEA para desprestigiar y acorralar a los Gobiernos es acusarlos de violación de derechos humanos.
Frente las acciones de violencia registradas en Nicaragua, llevadas a cabo por facciones vinculadas a conservadores extremistas, la reacción del organismo regional fue denunciar una “falta de libertad” en el país centroamericano y responsabilizar al Estado de la violencia, cuando lo cierto es que es la misma oposición la que alentó estas acciones.
El objetivo es neutralizar al sandinismo y cualquier liderazgo de izquierda en Nicaragua.
Al respecto, el presidente Daniel Ortega denunció que “la OEA ha sido tomada por países que irrespetan completamente a sus propios pueblos, porque han tomado una acción revanchista, injerencista, irrespetuosa“.
En una extensa entrevista concedida al Grayzone Project, el mandatario consideró que “lo que más debilita a la OEA en estos momentos es la actitud revanchista de gobiernos de derecha que hoy hacen mayoría en América Latina“.
Estos países “han hecho cuerpo con los Estados Unidos, o dirigidos por Estados Unidos” para “hacerle la guerra a los países que defendemos una relación de respeto y no injerencia”, señaló.
Bajo el argumento de
“salvaguardar la democracia” esta organización despliega los intereses del
Gobierno de Estados Unidos (EE.UU.) y actúa contra
aquellos países que representan un obstáculo a la política
de Washington.
El prontuario de la OEA
Desde su creación en 1948,
la OEA se ha presentado como un instrumento para la paz, seguridad,
democracia y promoción de los derechos humanos en la región.
Sin embargo, su accionar a
lo largo de la historia se ha alejado de este propósito, llegando a ser
llamada “el Ministerio de las colonias”, ocurrencia medio en serio
medio en broma del comandante de la Revolución Cubana, Fidel Castro.
En sus 70 años de vida, ha
servido como el instrumento institucional que le da un marco legal el proyecto
estadounidense denominado Doctrina Monroe: “América para los
americanos”.
En 1948 aprobó la
“Resolución sobre la Preservación y Defensa de la Democracia en las Américas”,
con el objetivo de perseguir a todo Gobierno que recogiera las
ideas comunistas o tuviera una política que se tensionara a las doctrinas
de Washington.
En los años 50, guardó
silencio ante férreas dictaduras en varios países del
continente.
En 1954 la OEA, junto a la
Casa Blanca, actuó para derrocar el gobierno de Jacobo Arbenz en
Guatemala y sustituirlo por otro gobierno alineado a Estados Unidos.
En los años 60, el
organismo expulsó a Cuba, por directrices de la Casa Blanca.
En los 70, 80 y 90 ignoró
las prácticas que atentaron contra los derechos humanos y las soberanías
nacionales violentadas por Estados Unidos en la región, entre las que figuran
la invasión a Panamá en 1989, el Golpe de Estado en Chile en 1973,
entre muchos, muchos otros.
Mientras que en 2001 y 2002
no se pronunció frente al golpe de Estado perpetrado contra Hugo
Chávez en Venezuela.
El regreso del orden
conservador
Desde que en la región
latinoamericana surgieron procesos reivindicativos y defensores de la
soberanía, la OEA decidió ejercer el rol de acusadora, haciendo
énfasis en la corrupción y violación de los derechos humanos de forma selectiva
y oportunista.
Para el expresidente de
Ecuador Rafael Correa, América Latina vive hoy una arremetida
del pasado neoliberal, que es acompañado por la OEA.
En una entrevista concedida
a Prensa Latina indicó que “lamentablemente hay un
doble estándar impresionante a nivel interamericano y a nivel
mundial”, frente a las agresiones cometidas contra los Gobiernos progresistas.
Por ejemplo -comentó- en “Brasil (ocurrió)
el golpe de Estado (parlamentario-judicial, disfrazado de
legalidad) y América Latina miró para otro lado).
“Para eso no piden
activar la Carta Democrática, ahí es cuando uno se da cuenta de la doble
moral que tenemos en el continente”, dijo al referirse al silencio de la OEA.
Asimismo, reiteró su
denuncia contra la persecución política del exmandatario
brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y del encarcelamiento del
ex vicepresidente de su país Jorge Glas, ambos acusados de delitos de
corrupción relacionados con la empresa brasilera Oderbretch.
Señaló que si lo sucedido
con Lula “se lo hubiesen hecho a un ‘opositor venezolano’ habríamos visto un
escándalo mundial”.
“Se destruye la
reputación de la gente, se meten preso a inocentes y se quiere exterminar
esa izquierda que en las urnas lo ganó todo (…) pretenden exterminar a sus
líderes, sus obras, su organización, incluso sus ideas”, dijo.
“La OEA es solo una caja de
resonancia de lo que dicen los gringos”, condenó.
Cruzada anti corrupción
Ahora el objetivo es la expresidenta
de Argentina, Cristina Fernández de Kichner, quien está sujeta a
una persecución política y está siendo investigada por supuestos
sobornos millonarios para la adjudicación de obras públicas durante su
mandato (2007-2015) ahora denominados los “cuadernos de corrupción”. Mientras
tanto Macri, sobre el que pesan varias sospechas de corrupción, no es
cuestionado por el organismo. Más bien recibe su apoyo.
Aislar a Venezuela
La nación suramericana ha
sido el objetivo de Luis Almagro (Secretario General de la OEA), quien ha
promovido e impulsado una agenda internacional para derrocar al
Gobierno de Nicolás Maduro.
Como secretario general de
la OEA ha intentado por todos los medios, y sin éxito, aplicar la Carta
Democrática a Venezuela, a pesar de que esta nación anunció su retiro del
grupo en 2017.
Asimismo, ha pedido “endurecer”
las sanciones económicas y políticas impuestas por Washington y la
Unión Europea (UE), y acusa a Maduro de cometer crímenes de lesa humanidad, que
pueden ser denunciados ante la Corte Penal Internacional (CPI).
El propósito de sus
acciones es aislar a Venezuela de cara a una intervención militar
norteamericana.
“No podemos descartar
ninguna medida para tirar abajo esta dictadura. No podemos ser
permisivos”, amenazó el pasado viernes.
El grupo conspirador
Bajo la gestión de Almagro
se conformó el llamado “Grupo de Lima”, que congrega a 14 países de la OEA, con
el fin de aislar a los gobiernos de izquierda en la región de
la misma manera que en su momento se hizo con Cuba. El trabajo de la OEA
realizado en Venezuela ya es evidente y ahora va por Bolivia.
Los gobiernos de estos
países siguen los lineamientos de la Casa Blanca propuestos por el
vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, quien ejerce presión ante la OEA
para cumplir oportunamente con su agenda.
“Ciega, sorda y muda”
Aunque la OEA se declara
como defensora de los derechos humanos, se hace la “ciega, sorda y muda” frente
a la crisis social y económica que enfrentan varios de
sus países miembros, en especial los de Gobiernos de derecha.
Bajo la administración de
Enrique Peña Nieto, en México se dispararon los índices de violencia,
a tal grado que el propio mandatario reconoció que en su mandato “no se pudo
alcanzar la paz”.
Solo entre septiembre de
2017 y agosto de 2018, un total de 175 políticos mexicanos
fueron asesinados.
Asimismo, de los 120
millones de habitantes, más de 53 millones (44%) viven
situación de pobreza.
El presidente de Colombia,
Iván Duque, tampoco es increpado en el seno de la OEA, a pesar que este país
cuenta con número de homicidios de activistas sociales más
elevado de la región y lidera el número de hectáreas sembradas con coca(más
de 200 mil).
Igual pasa con Michel
Temer, ya que la organización ignora el hecho de que la deuda
pública en Brasil supera los 1,2 billones de dólares, que
equivalen al 77% del Producto Bruto Interno del país, por lo que el
futuro de la economía del país más grande la región se encuentra en alto
riesgo.
Tampoco se cuestiona el
hecho de que seis
de cada diez niños y adolescentes en Brasil viven en la pobreza, según un
informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
El caso de Argentina tampoco
es motivo de preocupación para la OEA, teniendo en cuenta que las políticas
aplicadas por Mauricio Macri, incluido la firma de un acuerdo con el Fondo
Monetario Internacional, han ocasionado que el país se hunda en una profunda
crisis económica.
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