El “jefe” de la OEA no se ha escondido para incitar acciones violentas y terroristas contra Nicaragua, con saldo de numerosas muertes de inocentes y pérdidas materiales millonarias.
por Patricio Montesinos-
Ahora que
parecen estar de moda los procesos judiciales en la Patria Grande, claro contra
líderes progresistas y sin pruebas algunas, por qué no se sienta en el
banquillo de los acusados al secretario general de la Organización de Estados
Americanos (OEA), Luis Almagro, de quien sí hay claras evidencias para
condenarlo por estar implicado en crímenes de lesa humanidad y otros hechos
delictivos.
Almagro ha
promovido y respaldado públicamente una agresión militar contra Venezuela, justificó
en medio de la Cumbre de las Américas de Lima de este año bombardeos
injustificados ordenados por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a
Siria, y se inmiscuye cotidianamente en los asuntos internos no solo de la
Patria de Bolívar y Chávez, sino también en los de otras naciones como
Nicaragua, Bolivia y Cuba.
Desde
Washington, el “jefe” de la OEA no se ha escondido para incitar acciones
violentas y terroristas contra los gobiernos legítimos de los presidentes
Nicolás Maduro, y de Daniel Ortega, en Nicaragua, con saldo de numerosas
muertes de ciudadanos inocentes y pérdidas materiales millonarias.
Igualmente
incita la confrontación entre pueblos vecinos, como los de Venezuela, Colombia
y Ecuador, con el propósito de desestabilizar a Latinoamérica y el Caribe,
impedir su integración, y que en la región no prevalezca la distensión y la
hermandad, todo ello en beneficio de los intereses hegemónicos y de dominación
de Washington.
Por cierto,
poco o nada ha hecho a favor del proceso de paz colombiano, ni mucho menos
denunciado los continuos crímenes de líderes sociales en ese país, mientras ha
calllado ante golpes de Estado, elecciones fraudulentas y escandalosos actos de
corrupción en diferentes naciones de la región.
Almagro tiene
sus manos sucias y ensangrentadas, y pruebas hay más que suficientes para
sentarlo en el banquillo de los acusados si realmente la verdadera justicia se
impusiera en Nuestra América, y en este mundo convulso, de “patas arriba”, en
que unos pocos poderosos quieren obligar a vivir a la mayoría.
En Uruguay, su
país de origen, se conoce que el ahora Secretario General de la OEA estuvo
embrollado en hechos de corrupción desde su cargo de excanciller, y en otros
relacionados con tráficos ilícitos durante su carrera diplomática.
Su expediente
escabroso es abultado, e incluso se rumorea en círculos políticos en Montevideo
que se podría encontrar hasta actuaciones de violencia doméstica.
Entonces por
qué desde la América nuestra no se le inicia ya una demanda de enjuiciamiento a
Almagro, se exige su dimisión de la OEA, y se le solicita a la Interpol que
emita una alerta roja para su aprehensión inmediata.
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