Pablo Siris Seade


La Revolución Bolivariana de Venezuela resiste en medio de los despiadados ataques financieros, diplomáticos y en medio de indisimuladas amenazas producto de la estrategia multiforme que ha desplegado Estados Unidos para ahogar al pueblo venezolano por hambre. Pero los tiempos conspiran en contra de esta estrategia y cada hora que pasa el pueblo venezolano crece más y el imperialismo norteamericano convence menos. Tanto, que tuvieron que poner a los más malos de la cuadra a dar su batalla en contra de un vecindario pacífico. 
La Revolución Bolivariana iniciada por el comandante Hugo Chávez rompió un ciclo de dependencia del imperialismo norteamericano que había comenzado junto con la explotación petrolera en Venezuela desde principios del siglo XX. Primero esa dominación se dio a través de sucesivas dictaduras militares que comenzaron con Juan Vicente Gómez en 1908 y que, con breves intentos de implementar gobiernos democráticos, continuó hasta 1958, cuando el pueblo movilizado logró la huida de Marcos Pérez Jiménez.

El imperialismo luego apostó por distintos agentes que le garantizaran el dominio del recurso estratégico petrolero y el control de la renta generada por ese mismo recurso. Para eso impulsó el pacto de Punto Fijo en el que adecos y copeyanos realizaron un acuerdo para impedir el avance del Partido Comunista y al mismo tiempo resolvieron repartirse el poder para garantizar la tranquilidad de que esa riqueza venezolana seguiría eternamente disponible.

Ante la crisis del modelo puntofijista y las reacciones populares del Caracazo en febrero de 1989 y la de un grupo de jóvenes militares patriotas también en febrero pero de 1992, el imperialismo perdió el control de la política venezolana y Hugo Chávez ganó las elecciones.
Cuando esto sucedió, nuevamente a instancias del imperialismo norteamericano empezaron los esfuerzos para derrotar al gobierno chavista, pero esta vez participaron directamente de las sucesivas intentonas golpistas los hijos de la oligarquía venezolana: María Corina Machado Zuloaga, Leopoldo López Mendoza, Henrique Capriles Radonski, entre otros. Los apellidos de los “amos del valle” caraqueño desde la época colonial, volvieron a aparecer en el candelero político con directa participación de la norteamericana Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés).

Como los pretendidos aristócratas tampoco pudieron recuperar para Estados Unidos el espacio geopolítico venezolano, el imperialismo apuesta ahora directamente a utilizar a sus propios perros de la guerra para derrotar la Revolución Bolivariana.

¿Quiénes son los perros de la guerra?

Elliot Abrams, quien estuvo procesado por mentirle al Congreso de los Estados Unidos en torno a la operación Irán-Contras, en la que también estuvo involucrado el exoficial Oliver North, junto con el cual Abrams traficaron drogas y armas para darle asistencia a la “contra” nicaragüense que combatía al gobierno sandinista que había derrotado a la dinastía asesina de los Somoza en ese país.
En El Salvador es conocido por haber aupado y encubierto la masacre de El Mozote en la que más de mil hombres, mujeres, niños y ancianos fueron asesinados por el Ejército de ese país.

George Bush padre (quien fue agente de la CIA antes de ser presidente de Estados Unidos) fue quien indultó a Abramas y lo incorporó a su equipo. Y diversas fuentes indican que fue Abrams quien propuso la invasión a Irak con el falso pretexto de la presencia de armas químicas en ese país.

Con el otro George Bush (el hijo, también presidente de ese país), Abrams embarcó al gobierno de ese país en el intento de golpe de Estado contra Chávez en 2002 y ahora el tristemente célebre Donald Trump lo convoca para intentar nuevamente lo que no pudieron lograr hace ya casi 17 años.

No pierda tiempo, estimado lector o lectora en pensar si Guaidó es o no legítimo. Basta presentarle aquí la rueda de prensa ( https://goo.gl/8R3577 ) que Abrams brindara el pasado 9 de marzo. Ellos tampoco creen que sea legítimo. Vea:

¿Nos podría explicar el artículo por el cual Guaidó salió Presidente? Dice que su mandato expiró el mes pasado, ¿nos puede explicar?
Con respecto a la Constitución de Venezuela…la Asamblea Nacional aprobó una resolución según la cual el periodo de 30 días de presidencia provisional…no podrá contarse hasta que Maduro deje el poder. Así que el periodo de 30 días no ha comenzado. Empezará después de la salida de Maduro. Tal es la resolución de la Asamblea Nacional. 

¿Cuándo la hicieron? ¿Después de que él…?
Ellos hicieron eso….hace como…un mes atrás. Podemos intentar encontrar el día para usted. Cuando él (Juan Guaidó) tomó el cargo de presidente interino eso no estaba allí… 

— ¿Se puede hacer posfacto?
Cuando la gente pregunta… 

Es como que yo haya sido elegido por cuatro años para ser Presidente y luego a los dos años de mi mandato cambie las reglas para que el término, que ya empezó, no haya comenzado todavía. (Risas)
No tendrá el voto porque usted no es miembro de la Asamblea Nacional. 

Usted tampoco es miembro de la Asamblea Nacional. ¿Estados Unidos ve eso como constitucional bajo su asistencia?
Sí. La Asamblea Nacional es la única institución legítima y democrática que queda en Venezuela y su interpretación de la Constitución, como ya se sabe, desde que empezó este supuesto mandato de Maduro, el asiento de presidente está vacante, pero también dicen que ese periodo de 30 días comienza cuando Maduro se vaya. 

¿Entonces Juan Guaidó es el presidente interino de un mandato que no existe?
El fin de los 30 días de su presidencia interina empieza a contar. Porque no está en el poder todavía. Ese es el problema. Maduro todavía está ahí. Entonces ellos han decidido que empezarán a contar ese periodo cuando él realmente (Juan Guaidó) asuma ese periodo y Maduro se vaya. Creo que es lógico. 

Entonces Guaidó no es presidente interino…
Sí, es presidente interino, pero no está en capacidad para ejercer ese papel porque Maduro todavía está ahí. (risas en el auditorio, sonrisa de Abrams) 

Pero Abrams no es el único perro de la guerra involucrado en el ataque a Venezuela, el senador republicano por el estado Florida, Marco Rubio -fascista confeso- a quien Trump confió la definición de las políticas para lograr derrotar al Gobierno Bolivariano.
Aparentemente no hay ningún tema de interés en la política estadounidense, ni problemas a resolver en el estado Florida, ni pequeños inconvenientes presupuestales, ni muros que se levantan, ni ninguna otra cosa que atender, porque Rubio se dedica ya desde hace meses casi exclusivamente a atacar a la Revolución Bolivariana y a auspiciar los más locos intentos de derrocar al presidente Nicolás Maduro, incluyendo su presunta participación en el intento de magnicidio del pasado 4 de agosto.

Sin embargo, fue otro perro de la guerra, John Bolton, asesor en temas de Seguridad de Trump, quien se encargó de poner los puntos sobre las íes en relación a las verdaderas intenciones norteamericanas sobre Venezuela.

“Haría una gran diferencia para los Estados Unidos, económicamente, si pudiéramos tener a las empresas petroleras estadounidenses invirtiendo y produciendo petróleo” en Venezuela. Añadió: “tenemos mucho en juego haciendo que esto salga de la manera correcta”.
“Estamos conversando con las principales compañías estadounidenses” para que “produzcan el petróleo en Venezuela”, afirmó Bolton.
Por si quedaba alguna duda, la Asamblea Nacional que dirige Guaidó (en desacato desde 2016, lo que hace que sus decisiones sean nulas) está en este mismo momento discutiendo precisamente la privatización y extranjerización del petróleo venezolano.

Por si alguien tenía dudas de para qué se está haciendo todo esta barbaridad en contra del pueblo bolivariano.

Para cerrar, otra joyita, nada menos que Mike Pompeo, actual secretario de Estado (ministro de Relaciones Exteriores) de Estados Unidos y previamente director de la CIA.

Fue el que dijo nada más y nada menos que quería que la CIA fue más “agresiva, brutal, despiadada e implacable” (“aggressive, vicious, unforgiving, relentless”), de acuerdo a lo que aparece en la propia web de la CIA ( https://goo.gl/TLB4rP ).

Este cristiano ultraconservador, homófobo y chauvinista es también empresario, y estoy seguro que ya imagina en qué rama de actividad opera… Sí, dio en el clavo, tiene una empresa de ingeniería que es contratista de la industria petrolera norteamericana, que además fue quien financió su campaña electoral para ser diputado en ese país antes de pasar a la CIA y luego al Departamento de Estado.
Los perros de la guerra, además de ser asesinos, son tremendamente codiciosos.