Es
conocida la heroica gesta de Augusto César Sandino y su “pequeño ejército loco”
contra la intervención militar yanqui del primer cuarto del siglo XX en
Nicaragua.
por
Ángel Guerra Cabrera-
No
era la primera ni la última ocasión en que el imperialismo estadounidense
intervenía en los países centroamericanos. Desde principios del siglo XX
Washington envió decenas de veces los marines a imponer sus deseos a esa región
de nuestra América. Es conocida la heroica gesta de Augusto César Sandino y su
“pequeño ejército loco” contra la intervención militar yanqui del primer cuarto
del siglo XX en Nicaragua. Décadas después, ese país y el gobierno de Frente
Sandinista de Liberación sufrirían una implacable y sangrienta agresión del
gobierno de Ronald Reagan. Un ejército contrarrevolucionario organizado y
armado ilegalmente por Estados Unidos era abastecido por aire desde Honduras en
un operativo de la CIA, el Irán-Contras, implementado desde allí por
terroristas de origen cubano. Los aviones venían cargados de armas desde
territorio estadounidense y regresaban con drogas a ese país. A la vez, esa
agencia articuló los escuadrones de la muerte que, a costa de graves
violaciones a los derechos humanos, mantuvieron a raya a los revolucionarios
hondureños. En 1989, George Bush padre ordenó la artera invasión de Panamá, que
costó la vida de 3000 personas.
En
2009, desde la Base Militar de Soto Cano, en Honduras, donde radica la Fuerza
de Tarea Bravo del Comando Sur de Estados Unidos, este digitó el golpe de
estado contra el presidente Manuel Zelaya. Esa acción tiene mucho que ver con
los hechos que han conducido a la migración masiva de centroamericanos. Zelaya
ingresó al ALBA y estableció una fluida relación de cooperación con la
Venezuela chavista. Logró que la OEA levantara la exclusión de Cuba en una
asamblea general del organismo celebrada en su país e intentaba organizar una
asamblea constituyente para transferir al pueblo hondureño el control de su
soberanía nacional y de sus recursos naturales. Nada de esto era tolerable para
Washington, que no solo ordenó el golpe sino hizo cuanto estuvo a su alcance
para consolidarlo. Desde entonces todas las elecciones en Honduras han sido
fraudulentas, incluyendo la que aupó al actual gobernante Juan Orlando
Hernández. Zelaya, aliado a la Nicaragua de Daniel Ortega, habría sido un
obstáculo para los planes de saqueo y expansión territorial a través de las
transnacionales mineras y las llamadas Zonas Económicas Especiales.
La
génesis de la actual e incontenible corriente migratoria fue la aplicación a
rajatabla en Centroamérica de las políticas neoliberales diseñadas por el
llamado Consenso de Washington, que se han hecho cada vez más cruentas e
insostenibles. Los pueblos de América Latina y el Caribe están siendo sometidos
a una segunda reconquista y recolonización, a través de las empresas
trasnacionales y la militarización impulsada por Estados Unidos, que incluye la
presencia de bases militares en nuestros países. Gobiernos satélites del
imperialismo brindan todas las facilidades a las transnacionales en sus planes
expansionistas de acelerada depredación de los recursos naturales y
superexplotación de la fuerza de trabajo. Todo ello mediante el despojo de sus
tierras y aguas a comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas,
reprimidas, cuando se rebelan, no solo por los cuerpos de seguridad. También,
con frecuencia, por el llamado crimen organizado, que resulta muy recompensado
a cambio. Unido a esto, la ruptura de cadenas productivas que ha conducido a la
desindustrialización y a la pérdida de decenas de miles de puestos de trabajo.
Esta
agresión neoliberal a las formas previas de organización productiva
capitalista, con el consiguiente desempleo y quiebra del tejido social es la
causa mayor del creciente desplazamiento y éxodo forzado de millones de
personas hacia Estados Unidos. Pero la agrava considerablemente el auge
imparable de las organizaciones criminales y la brutal violencia que ejercen
contra pueblos y comunidades, cuyo mapa de actuación se superpone al de los
megaproyectos del neoliberalismo 3.0.
No
es en Caracas, es en Washington, donde hace tiempo se viene gestando la
tragedia migratoria de Centroamérica y México.
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