Entrevista con Fernando Bossi
Portal ALBA: ¿Cómo interpreta el actual conflicto que se vive en Nicaragua?
Fernando Bossi: Como una embestida más del imperialismo yanqui contra un gobierno legítimo y soberano como lo es el del Comandante Daniel Ortega.
Apelando a la violencia callejera, al reclutamiento de delincuentes y al odio y rencor de un sector fascista de la oposición se pretende despojar del poder al gobierno sandinista. Los muertos y los heridos –más allá de las pérdidas materiales– son consecuencia de este brutal accionar de fuerzas antipatrióticas y antidemocráticas respaldadas por lo más recalcitrante del gobierno estadounidense.
PA: Se argumenta que la lucha es contra la “dictadura” de Daniel Ortega y hay quienes sostienen que estas protestas son producto del “desgaste” del gobierno sandinista.
FB: Nada más falso. Primero hay que recordar que el Comandante Daniel Ortega, a finales de 2016, ganó las elecciones presidenciales con una participación de casi un 70 por ciento del electorado y obteniendo el 71 por ciento de los votos emitidos.
Por otra parte Nicaragua, bajo el gobierno sandinista, mantiene índices de crecimiento económico como casi ningún otro país de Centroamérica. Claro está, se trata de de una economía modesta, pero en permanente crecimiento y expansión. Asimismo se ha avanzado considerablemente en la lucha contra la pobreza, como también en la lucha contra la delincuencia organizada, tremendo flagelo en casi todos los países de la región.
Los falsos argumentos como la falta de democracia y el “desgaste” del sandinismo en el poder, son pretextos para justificar el accionar de la derecha fascista. Siempre son utilizados para atacar a gobiernos que defienden su soberanía ante la prepotencia imperial. Los medios de comunicación, en manos del gran capital, difunden y expanden matrices de opinión mentirosas, para allanar el camino a golpes de estado, acciones violentas y planes desestabilizadores.
Son los mismos esquemas que han usado y usan en Venezuela, por ejemplo, para mencionar un país de la región. Es la misma matriz que han implementado en las famosas “Revoluciones de Colores” o la tan mentada “Primavera Árabe” en otras latitudes del planeta.
PA: ¿Tiene algo que ver en esto la construcción del Canal Interoceánico?
FB: A mi juicio sí. Creo que en el fondo de la cuestión, éste es el asunto relevante y lo vinculo al tema de la soberanía.
Me explico. Nicaragua siempre fue codiciada por los Estados Unidos. Y no por el café o por la carne vacuna, sino, fundamentalmente, por su posición y características geográfica. Hay que recordar que el canal interoceánico que se construyó en Panamá, antes, había sido bocetado por el territorio nicaragüense. La invasión de los filibusteros de Walker al promediar el siglo XIX está vinculada a esto, como también el infame Tratado Bryan-Chamorro.
El detalle está en que el gobierno soberano de Daniel Ortega, decidió la construcción de un nuevo canal interoceánico en sociedad con los chinos, actualmente enemigos acérrimos del imperialismo estadounidense. Esto ha desatado todas las alarmas en el Pentágono, que despliega una serie de acciones en contra de la Nicaragua soberana. Desde la movilización de “ecologistas” financiados por ONGs estadounidenses y europeas hasta la amenaza de aplicación de la Nica Act, para obstaculizar los préstamos de instituciones financieras internacionales al gobierno de Nicaragua, a menos que “hayan mejoras democráticas en el país”, ajustadas a sus criterios.
Por ello, considero que el tema de fondo se vincula a la geopolítica mundial.
PA: Usted mencionó la acción de ONGs ¿A qué se refiere?
FB: Al papel contrarrevolucionario que vienen ejerciendo, desde hace ya varias décadas, diferentes ONGs, algunas son abiertamente de derecha y están financiadas por estados imperialistas o empresas multinacionales, otras se presentan como “progresistas”, pero terminan respondiendo a los mismos intereses.
Personajes que aparecen como santulones, defensores de derechos humanos o “ecologistas”, no son otra cosa que mascarones de proa de acciones desestabilizadoras contra gobiernos populares y soberanos que se niegan a ser vasallos de potencias extranjeras. Ya lo hemos visto y sufrido en Venezuela, Bolivia o en el Ecuador de Correa. Es que el imperialismo actúa en forma brutal y también en forma sutil. Por un lado, a través de sus organizaciones conservadoras tradicionales. Pero también, en una política de “pinzas”, ejerce presión a través de pantallas “progresistas” o de “izquierda”. Ahí es cuando aparecen estas ONGs, que siempre defienden “causas justas”, como por ejemplo la defensa del ambiente, la democracia, los derechos humanos y de la sociedad civil, etcétera, pero detrás –no en todos los casos–, están los intereses de las multinacionales y del gran capital.
PA: ¿Hay fuerzas de izquierda en las actuales protestas en Nicaragua?
FB: En las acciones criminales y desestabilizadoras está involucrado el Movimiento Renovador Sandinista, pequeña fuerza que nada tiene de izquierda y mucho menos de sandinista. Amigos de lo peor del gobierno estadounidense y de la gusanera de Miami, estos farsantes se presentan en foros internacionales de izquierda como “verdaderos demócratas y progresistas”. El error de las auténticas fuerzas revolucionarias y patrióticas es darles lugar a esos infiltrados profesionales, que atentan contra la unidad y cohesión del campo antiimperialista.
PA: ¿Cree que la OEA o la Conferencia Episcopal pueden ayudar a solucionar el conflicto?
FB: Creo que los problemas de los nicaragüenses deben solucionarlos los nicaragüenses mismos. El gobierno sandinista ha llamado permanentemente al diálogo y reconciliación, a la paz. Ese es, sin duda, el camino apropiado, justo y coherente con una revolución que es sandinista, cristiana y socialista. Apostamos a la sabiduría y experiencia del Comandante Ortega, que ha demostrado más de una vez, su capacidad de diálogo y negociación.
PA: Un último comentario…
FB: Es necesario apoyar y ser solidarios con el pueblo nicaragüense y con su gobierno sandinista. El ataque es a Nicaragua y a toda la región latinoamericana y caribeña. Hay que entender la política con mayúsculas. No se trata acá de centrarnos en sutilezas o críticas microscópicas, sino de defender los avances alcanzados en pos de la unidad soberana de Nuestra América, fortalecer el ALBA como herramienta de integración y presentarnos como un bloque hermanado ante las agresiones externas. Si ganaran el enemigo imperialista y sus aliados cipayos, perdería la Patria Grande. Si se frena la embestida contrarrevolucionaria se fortalecerán todos los gobiernos populares y progresistas de la región. Es un deber, una obligación de los revolucionarios de nuestra América estar hoy apoyando a la Revolución Sandinista.
0 comentarios:
Publicar un comentario