por Resistencia 2.0
El juego de sembrar violencia y muerte
que la oposición mantiene contra el gobierno y pueblo de Nicaragua, quedó
desenmascarado este viernes, luego que el Canciller Denis Moncada presentara
una propuesta en la que se plantea la estabilización del país, para continuar
con el diálogo.
La propuesta de la oposición quedó
corta, porque solamente contempla el llamamiento a organismos internacionales
como la CIDH, la ONU y la Unión Europea, mientras que la propuesta del
gobierno, además de abrir el espacio a la comunidad internacional plantea
detener la violencia venga de donde venga.
Mientras la oposición se desgastaba,
con una propuesta que ya había sido aprobada anteriormente en una de las
sesiones del Diálogo; el Gobierno mantiene la firme posición de que los
sectores adversos, en conjunto con la Conferencia Episcopal, deben hacer un llamado
a sus grupos para levantar los tranques, permitir la libre
circulación y el ejercicio pleno de los derechos de todos los
ciudadanos, tal como lo establece la Constitución Política.
Los miembros de la delegación del
Gobierno, en la que se encuentran representantes de los estudiantes,
trabajadores, micro empresarios y otros sectores sociales, expusieron con detalle
algunos casos de violación a los derechos humanos, que han desembocado en
muertes, secuestros, asedios, entre otros delitos, que durante casi dos meses
han sido ejecutados por los opositores denominados Alianza Cívica.
En esta nueva sesión del diálogo, los
Obispos Báez y Álvarez lucieron incomodos por los señalamientos que se hicieron
respecto al silencio de la iglesia frente a los abusos de la oposición que prácticamente
tiene secuestrada a Nicaragua.
El Obispo Abelardo Mata, una de las
voces más empeñadas en inculpar al Gobierno de Nicaragua, no se escuchó. De
muchas maneras este prelado de la iglesia católica ha levantado su voz para
inculpar al gobierno de toda la violencia, además ha promovido la legitimidad
de la violencia que imponen los grupos delincuenciales.
Para que el Diálogo continúe en
Nicaragua, y se aborden todos los temas propuestos, es indispensable que se desarrolle
en un clima de tranquilidad y paz. Sin embargo, para la Alianza Cívica esto es
inaceptable.
La Alianza Cívica no llama a levantar
los tranques porque ello implica que la paz regrese al país.
El pueblo, que está pendiente en detalle
de los acontecimientos, vería entonces quienes son los verdaderos responsables
de la destrucción y el caos en el que decenas de nicaragüenses han perdido la
vida.
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