La política de «Estados Unidos primero», o el
«nuevo momento americano» que preconiza Donald Trump, precisa de un gabinete
guerrerista acompañado de consejeros aún más extremistas y capaces de promover
los más cruentos e impredecibles escenarios y conflictos.
Granma- El Consejo de Seguridad Nacional
de Estados Unidos, donde se concentran los principales asesores del Presidente,
en los últimos meses ha venido llenándose de elementos ultrarreaccionarios,
encabezados por John Bolton, tristemente célebre por sus mentiras e inventos de
pretextos para invasiones y calificado por el propio medio diplomático
estadounidense como el más antipático e incendiario embajador que haya tenido
EE. UU. ante la ONU.
La política de «Estados Unidos
primero», o el «nuevo momento americano» que preconiza Donald Trump, precisa de
un gabinete guerrerista acompañado de consejeros aún más extremistas y capaces
de promover los más cruentos e impredecibles escenarios y conflictos.
Militares, diplomáticos,
legisladores y periodistas estadounidenses auguraron con elevada preocupación
que, con la llegada de Bolton, la guerra era cuestión de días o semanas contra
cualquiera de los objetivos contemplados en la actual estrategia de seguridad
nacional. Las agresiones, conflictos, las guerras económicas y comerciales se
han recrudecido indistintamente contra Irán, la República Popular Democrática
de Corea, Venezuela, Nicaragua, Cuba, Rusia, China, la Unión Europea, Canadá,
Turquía, Irak, Afganistán y muchos otros países. Los tropiezos y encontronazos
son cotidianos y sin fronteras. La nueva política sugiere la hora final de los
aliados y los socios, pues como lo primero es Estados Unidos, lo demás no
importa.
Los «amigos» actuales de
Washington –por lo general– son cómplices de la nueva política de Trump, de la
desunión regional para favorecer a ee. uu., ya sea en América Latina, Europa,
Asia o África. Serviles, chantajeados, presionados o con la bota en la cabeza,
se prestan voluntariamente o por dinero a las maquinaciones de las directivas
presidenciales hegemónicas.
Terrorista por agente
Terrorista por agente
En ese escenario, hace unas
semanas el Presidente Trump decidió seguir empeorando la composición del
influyente equipo con la designación como nuevo director de Asuntos del
Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional de Mauricio
Claver-Carone, mafioso de la Florida, «defensor incondicional» del bloqueo,
cabecilla del influyente Comité de Acción Política Democracia Cuba-Estados
Unidos (US-Cuba Democracy pac), un grupo de presión que tomó el relevo de la
terrorista Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) como la agrupación de
cabildeo anticubano más poderosa en Washington DC y que se dedica a recaudar
fondos para mantener la política de agresión contra La Habana.
Ese comité lo integran personajes
con un pasado terrorista y de agresiones diversas contra Cuba como Diego
Suárez, Alberto Hernández, Ninoska Pérez Castellón y Marcel Felipe. La mayoría
de ellos tuvieron y tienen vínculos con connotados asesinos como Luis Posada
Carriles, Orlando Bosch, Pedro Remón, José Dionisio Suárez y Gaspar Jiménez Escobedo,
entre otros.
Claver-Carone le declaró la
guerra a las políticas hacia Cuba de la administración de Barack Obama, las
mismas que permitieron el restablecimiento de relaciones entre los dos países
en el 2015, e incluso testificó ante el Congreso en el año 2016 para tratar de
convencer a los legisladores de que tomaran acciones para revertirlas.
Después de las elecciones del
2016 trabajó en el equipo de transición de Trump, lo que habla de la confianza
y cercanía con las posiciones de la Administración, y actualmente es el
director ejecutivo en funciones que representa a Estados Unidos en el Fondo
Monetario Internacional (FMI).
Anteriormente laboró en el
Departamento del Tesoro y no le gustaban mucho los exiliados cubanos moderados,
que favorecían los esfuerzos de Obama para mejorar las relaciones de EE. UU.
con la Isla.
También escribió en un blog que promueve campañas anticubanas sobre «democracia y derechos humanos» y ridiculiza a aquellos que en EE. UU. favorecen una política de comercio y «acercamiento más suave» con Cuba.
También escribió en un blog que promueve campañas anticubanas sobre «democracia y derechos humanos» y ridiculiza a aquellos que en EE. UU. favorecen una política de comercio y «acercamiento más suave» con Cuba.
Afirma la prensa de la Florida
que Claver-Carone, oriundo de Orlando, es muy cercano a los representantes
cubanoamericanos de Miami en el Congreso (Carlos Curbelo, Mario Díaz-Balart e
Ileana Ros-Lehtinen), así como al senador Bob Menéndez, demócrata por Nueva
Jersey, quienes de inmediato aplaudieron la recomendación de Bolton aprobada
por Trump.
Se vanagloria de sus esfuerzos
para el estrangulamiento económico del país, de promover el genocidio y tratar
de hacer rendir por hambre a nuestro pueblo, un acto mundialmente condenado; ha
sido un firme defensor de la separación familiar, pues siempre se ha opuesto a
los viajes a Cuba que signifiquen unir a las familias. En ese sentido, a
principios de siglo fue fuerte defensor de las medidas de la administración
Bush que limitaban los viajes a la Isla a una vez cada tres años,
independientemente del motivo, incluso si eran por emergencias humanitarias.
Claver-Carone también defendió y
pasó años cabildeando a favor de mantener a Cuba en la lista de estados
patrocinadores del terrorismo, y de las innumerables sanciones económico-comerciales, diplomáticas y políticas que ello implicaba.
S.O.S América Latina
patrocinadores del terrorismo, y de las innumerables sanciones económico-comerciales, diplomáticas y políticas que ello implicaba.
S.O.S América Latina
Muchos consideran que se trata de
un cambio «de mal para peor», pues tomaría el puesto de Juan Cruz, un alto
oficial de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), quien dirigió el
departamento desde los primeros meses del gobierno de Trump, con una política
marcadamente hostil hacia países como Venezuela y Nicaragua, así como
operaciones encubiertas contra grupos integracionistas regionales, gobiernos,
mandatarios y expresidentes, con una marcada incidencia en Brasil, Argentina y
Ecuador. El latino que más alto había llegado en la nomenclatura de la cia no
es suficiente para las aventuras que se avecinan.
Un medio digital de Miami
concluía que: «Al final, Claver-Carone puede haber encontrado un lugar de
aterrizaje perfecto en el gobierno con una administración que no respeta a
nadie e impone su voluntad mediante el acoso y la jactancia. Claver-Carone,
como su nuevo amo, es un firme defensor del terrorismo y del derrocamiento de
gobiernos que EE.UU. no puede controlar por ningún medio posible. En última
instancia, su nombramiento no es una buena noticia para cualquiera que crea en
la paz y la decencia».
Si la guerra contra Cuba ha sido
una vil obsesión y un negocio lucrativo para el representante estadounidense
ante el FMI, su desprecio hacia Venezuela, Nicaragua, Bolivia y los pueblos de
Nuestra América dispara las alarmas, si se tiene en cuenta que será un
dinosaurio el encargado de coordinar las políticas latinoamericanas entre la
Casa Blanca, el Departamento de Estado, el Tesoro y otras agencias.
EN Contexto
Agosto del 2017: el
vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, realiza un recorrido por Bogotá,
Argentina, Chile y Panamá.
1ro. de febrero del 2018: El
secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, emprende una gira de siete
días por México, Argentina, Colombia, Perú y Jamaica, en la que dijo «promover
un hemisferio seguro, próspero, con seguridad energética y democrático».
Julio del 2018: El jefe de
Operaciones Navales, John Richardson, recorre Colombia, Chile, Argentina y
Brasil.
Agosto del 2018: James Mattis,
secretario de Defensa de Estados Unidos, realizó un recorrido por Brasil,
Argentina, Chile y Colombia para lo que el Gobierno norteamericano nombró el
«fortalecimiento de alianzas».
13 de agosto: Trump firma el
presupuesto militar más alto de la historia de su país.
27 de agosto: El jefe del Comando
Sur, el almirante Kurt W. Tidd, se reúne con el ministro de Defensa de
Argentina, Oscar Aguad y con otros jefes militares de América, con
la excepción de Venezuela.
También llegó a Argentina el jefe
del Ejército de EE. UU., Mark Milley, para reunirse con las máximas autoridades
del Ejército argentino y del Ministerio de Defensa. El objetivo: continuar
profundizando las relaciones bilaterales en el campo militar entre ambos
países, por una visión común sobre la región y en función de la cumbre de
presidentes del G20. Milley partirá este martes a Santiago de Chile y a Brasil.
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